martes, 15 de noviembre de 2011

Sé que soy brava, a veces orgullosa, intransigente, pero en tiempos turbulentos estos rasgos de carácter que pasan por nefastos constituyen un escudo para afrontar las incertidumbres del mañana.
No tengo la suavidad y delicadeza de muchas chicas que se convierten en unas criaturas indolentes a las que los hombres aman solamente porque pueden protegerlas.
Yo soy más bien feroz, tenaz y espinosa.
Una de esas que atormentan a los hombres, que devoran su sueños, que cristalizan bajo su piel, que surgen sin piedad de un recuerdo cuando menos lo esperan. De esas que conducen al duelo o a la locura.


mis mañanas tienen la precariedad de los que luchan con las manos desnudas, ni escudo ni muralla, pero nada en mi mueve la compasión ni la piedad


a mi lado el amor es un desafío constante, yo develo mi verdad de improvisto, enmascarada por la verdad de unos dolores demasiado secretos
En cambio mi cuerpo lo ofrecí como un ardor que emborracha.
Y sin embargo nunca me entrego por completo a un hombre
y tan solo me seré fiel mas que a mi misma.